Vivimos en la era de la comunicación. Una era donde la calidad de nuestra imagen ocupa un lugar imprescindible. Por lo tanto, querer corregir su apariencia y reflejar así una mejor imagen de sí mismo no debe considerarse inútil, sino todo lo contrario. Cuando se trata de cicatrices, muy a menudo hablamos de camuflaje o corrección. Pero la dermopigmentación es una historia completamente diferente. Aquí destacamos lo que tenemos mejor. Por tanto, nos centramos en sus puntos fuertes y no en sus defectos.
La técnica de la dermopigmentación
También conocida como “maquillaje médico”, la dermopigmentación es una técnica que consiste en insertar un pigmento en la dermis mediante un dispositivo eléctrico para cambiar el color de la zona elegida, con fines estéticos y reparadores. Dependiendo de las zonas afectadas y de los resultados esperados, será necesario adaptar la profundidad y la elección de las agujas. Como ejemplo podemos citar el dermopigmentacion capilar.
El maquillaje permanente, a diferencia de la dermopigmentación, no es médico, ya que esta última se realiza bajo anestesia local. De este modo, las cosas son mucho más cómodas para el paciente. También se realiza en un consultorio médico donde se deben utilizar pigmentos que cumplan con las normas CE llb. Estos pigmentos deben cumplir con dispositivos implantables, no alergénicos y estériles.
Dermopigmentación, ¿para qué?
Este maquillaje está recomendado para personas que tienen muy pocas o ninguna ceja, que pierden la definición de color y forma del contorno de la boca, que tienen alergias, que no toleran los productos de maquillaje y que no les gusta no tener vello. La dermopigmentación se considera semipermanente porque, con el tiempo, se desvanece. Por eso debes optar por un maquillaje tan discreto como natural. Antes de la implantación realizamos una estimulación con un pincel para el color, y otra con un lápiz para las líneas.